A veces todo va jodidamente mal.

Cuando de camino a casa, de pronto me cabreo, y me doy cuenta de que no sé qué coño voy a hacer con mi vida, y me siento jodidamente perdido, y un fracasado, y un mentiroso, y un parásito, con el pelo chorreando, porque llueve, y una bolsa de chupachups en la mano, maltratando mi chaqueta de piel nueva, chorreando, y cabreado conmigo y con mi maldita vida y todo lo que quiero hacer, porque sería mas fácil si no quisiera hacer nada luego, pero no, yo tengo mis planes, mis malditos planes vitales que no puedo dejar escapar si no quiero acabar sacándome la sangre en la bañera porque no soy nada de lo que quería ser, y mis planes vitales tienen nombre propio, la madre que parió al corazón y a los chupachups que el maldito segurata miraba con desconfianza, y a mi lado un amigo que no me comprende del todo pero con buena intención me cuenta sus penas para hacerme ver que las mías no son las únicas, y a mi no me sirve el maldito mal de muchos, me la suda que los demás sean gilipollas, yo quiero triunfar, y como tengo la cara empapada no se da cuenta de que tengo los ojos encharcados de sal, de impotencia y de malestar, y lo único que me apetece es pillarme una buena cogorza o echar el polvo más violento de los últimos años, empujón contra la cama o la pared y sin contemplaciones, y vuelvo a casa esperando que cualquier tío me mire mal y pueda partirle la cara, o que cualquier chica con ínfulas de putón me enseñe el muslo y pueda saciarme con ella, pero no, todos son asquerosamente educados, asquerosamente correctos, será que me ven la cara de cabreo, o que mi chaqueta es la leche y los intimida, el hecho es que llego a casa con la ira en el pecho, con ganas de llenarme el estómago con medio litro de alcohol, indiscriminadamente, y pasarme la noche borracho y vomitando, y mañana con dolor de cabeza, lo deseo, necesito esa autodestrucción, y abro la botella y la huelo, la huelo y lo necesito, pero no bebo porque tengo una promesa, una maldita promesa que cumplir y que es más fuerte que yo, a ver si aprendes, a controlar tu autodestrucción, a veces parece que no te importe, pero ese es otro tema, la cuestión es que no puedo emborracharme y eso me cabrea más, lo único que quiero ahora es follarte sin compasión, pero no, no estás, y recuerdo que cuando tenga la oportunidad tampoco voy a hacerlo por una maldita apuesta, y ahora estoy más cabreado porque soy un gilipollas sobrio y casto que no sabe qué coño hacer con su vida, donde coño va a terminar, y por Dios que nunca me había planteado el suicidio antes de este año pero hoy ya no es la primera vez, qué fácil sería, o largarme a la guerra y que me den un tiro, jodida vergüenza de vida, y tú dónde coño estás, durmiendo, aquí no, ya veo, y ahora qué hago, porque llevo un rato escribiendo en el blog y ni esto me satisface, voy a tener que emborracharme al final, o darle puñetazos a la pared, porque ni de coña me hago una paja, eso no sirve de nada, en este momento es muy deprimente, joder qué cabreo y qué ganas de darte una ostia, curioso, verdad, y no tiene ningún sentido ni sé qué coño estoy haciendo, ni diciendo, seguro que una tasa de palabrotas desorbitada, pero dormir no voy a poder dormir, llevo media hora caminando bajo la lluvia así que eso tampoco me va a servir, y no voy a poder emborracharme, dime qué hago.

Creo que me voy a ir a casa, unos días, una semana, no sé.

No, es una estupidez.

Dios.

Me muero.

Qué-jo-di-da-frus-tra-ción.

Que alguien venga y me mate, o me deje matarlo a puñetazos.