Todo lleno de aguantacubatas.
Vergüenza. Que es otra manera de decir miedo. Un montón de muchachotes con una copa en la mano, de pie en la pista, moviendo ligeramente la cabeza. No, claro que no bailan. Tienen demasiado miedo al rechazo. A hacerlo mal. Eso de divertirse es secundario. "Preferimos pasar la noche en esta esquina, gracias".
Por eso no me gustan las pistas de baile ruidosas y masificadas, donde no puedes elegir con quién estás. Huele demasiado a rata.
Ese mismo miedo a no ser perfecto es lo que los convierte en chicos buenos. Cándidos y amorosos, el consorte perfecto. No discuten con ella, le invitan a una copa, le ríen las gracias. Ganando puntos. Como si diez puntos de chico bueno fueran canjeables por un beso, setenta por un polvo y cien por un noviazgo.
No está mal ser un chico bueno con esa chica especial. Pero, un poco de dignidad. Y no seas aburrido, ¿quieres? Para eso se compra un perro.
Un chico bueno sería un excelente marido. Pero, amigo, mira bien a esa chica. ¿Crees que busca matrimonio?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
ME HA GUSTADO MUCHOO! En serio, me gusta lo que escribes
ResponderEliminarwenas! me ha asombrado tu blog, no pensé que fuera así, muy curioso si señor y real como la vida misma.
ResponderEliminarHoy por hoy, nadie busca matrimonio en una pista de baile, creo que tan sólo un besos y si tienes suerte un polvo con la chica que te pone a mil. El esto es demasiado complicado como para seguir siendo un niño bueno y ganar puntos. Tu crees que merece la pena? No saslgas para buscar el polvo de tu noche, sino para pasartelo bien, el resto viene solo.
Chaoooo
entonces de qué?
ResponderEliminar